No se pueden tener negociaciones reales entre el genocida y el genocida; Para eso, primero debe detenerse el genocidio. Así lo anunció Luis Moreno Ocampo, primer fiscal de la Corte Penal Internacional, durante las audiencias convocadas sobre la cuestión de Artsaj (Nagorno-Karabaj) por la Comisión de Derechos Humanos Tom Lantos del Congreso estadounidense. Me contactaron en julio para evaluar la situación y me quedó claro que actualmente se está produciendo un genocidio [en Nagorno-Karabaj por parte de Azerbaiyán]. Generalmente la gente piensa que el genocidio implica muchas muertes humanas, asesinatos, cámaras de gas, pero hay diferentes formas de implementarlo. Una opción no requiere víctimas, pero crea condiciones que hacen sufrir a la gente. Entonces el crimen está creando estas condiciones. Y el cierre del corredor de Lachin, que es un camino hacia la vida para el pueblo de Nagorno-Karabaj, es precisamente una de esas condiciones. (…). Por tanto, el componente objetivo del genocidio estaba claramente presente. Lo más difícil fue justificar las intenciones. ¿Podemos decir que el Presidente Aliyev u otra persona en Azerbaiyán tiene intenciones genocidas? Y decidí seguir todo tipo de citas. Está claro que los hechos hablan por sí solos (…). (…) Por lo tanto, se está llevando a cabo un genocidio y se espera otro genocidio [en Nagorno-Karabaj]. Resulta que Estados Unidos debe detener lo primero e impedir lo segundo. (…). Sin embargo, no se pueden tener negociaciones reales entre el genocida y el genocida; para eso, primero debe detenerse el genocidio. No se pueden entablar negociaciones en las que el Presidente Aliyev utilice el genocidio como medio de negociación. Si se llega a ello sabiendo que el presidente Aliyev está utilizando el genocidio y tratando de negarlo, entonces Estados Unidos está ayudando a negar el genocidio y se le puede considerar cómplice. Así pues, el problema no son sólo las acciones del presidente Aliyev. Además, es necesario entender lo que se está haciendo aquí en Washington. Y en este sentido, creo que su papel es grande en términos de poner fin a la negación, reconocer el genocidio y salvar las vidas de las 120.000 personas que viven en Nagorno-Karabaj, dijo Ocampo en particular.